Uno de mis objetivos este año es simplificar mi vida a todos los niveles y evitar añadir complejidad aunque muchas veces me sienta tentado por curiosidad/impulsos/presión social.
Hoy me encontré con este Koan que me recuerda lo importante que es vaciar antes querer volver a llenar.
Nan-in sirvió el té y cuando la taza del invitado se llenó siguió llenándola.
El invitado, al ver que el té se estaba saliendo de la taza dijo: “Ya está llena, ¡no cabe más té!”
– Como esta taza, – dijo Nan-in – estás lleno de tus propias opiniones y especulaciones sobre el mundo. ¿Cómo te puedo enseñar lo que es el Zen si no vacías primero tu taza?
Este es mi año de trabajar menos, de viajar menos, de tener menos proyectos, de leer menos, de comprar menos, de apuntarme a menos eventos, de ver menos películas/series, de sacar menos fotos, de escribir menos… el 2016 es el año de vaciar mi taza. ¿Y la vuestra, está llena o vacía?