Un amigo al que le gustan las teorías conspiradoras lleva dos meses diciéndome que el día 11 de septiembre íbamos a ser golpeados por un gran terremoto. “Prepárate Héctor, que el 11 de septiembre viene uno más grande que el de Fukushima a Tokio” me decía con cara seria como si lo creyera al 100%.
La semana pasada me envió un mensaje con una foto mostrándome todo lo que había comprado para estar preparado en caso de emergencia. En la foto pude identificar montones de cajas con latas de atún, cup noodles, garrafas de agua, paneles solares y baterías, una radio con manivela, una cocina portátil, frutos secos y sacos de dormir. A mi me dio envidia lo de los paneles solares y me compré un par de 15W como curiosidad para empezar a utilizar con el teléfono y el iPad.
Confieso que me lo repitió tantas veces y justo vi la película San Andreas) el fin de semana pasado que me entró la preocupación y terminé en Amazon comprando agua, pescado enlatado y papel higiénico; el papel higiénico es una se la primeras cosas que se agotan en caso de desastre. No estoy tan preparado como mi amigo que seguramente podría sobrevivir un ataque de zombies pero creo que me podría defender.
El terremoto no vino, pero ayer el tifón nos dejó con estampas que no veíamos en territorio japonés desde el desafortunado 11 de Marzo del 2011.
La zona más afectada ha sido la de la rivera del rio Kinugawa en Ibaraki (Al norte de Tokio) donde miles han tenido que ser evacuados y todavía hay decenas desaparecidos. Esta tarde también comenzaban las noticias de cuenta de fallecidos 🙁
Esta mañana en Ibaraki se despertaban con helicópteros pilotados por soldados de las fuerzas de “autodefensa” ejecutando rescates peliculeros al más puro estilo Dwayne Johnson en San Andreas.
Aquí nos hemos despertado con un cielo limpio teñido con azul mediterráneo que no se suele ver en la llanura de Kanto. A mitad de día noté que las imágenes de las inundaciones me entristecían y decidí dejar a un lado el miedo a tifones y terremotos. Salí a disfrutar de la vida dando un paseo rodeado por el verde y azul intensos que hoy eran los protagonistas en las calles de mi querido Tokio.
Siempre me impresiona la capacidad que tienen los japoneses de levantarse, ponerse en pie sea cual sea la cosa que les azota. Supongo que es algo cultural, pero me maravilla su capacidad de soportar las circunstancias y sobreponerse a ellas.
Saludos.