Voy a contar unas anécdotas que se me habían quedado en el tintero sobre mi trabajo en Digital Garage / Technorati que dejé hace casi dos meses para dedicarme a tiempo completo a Mirai.
- Es curioso que después de trabajar más de dos años todos los días con la misma gente, llevarnos todos genial y considerar a mis compañeros como si fueran parte de mi familia, siempre hicieron una reverencia y utilizaron lenguaje formal antes de pedirme cualquier cosa en el trabajo. Creo que se entiende mejor con un ejemplo:
Empresa occidental (después de años de confianza y en un ambiente de buen rollo): «Macho Héctor, ¿has terminado ya lo que te dije hace dos días? como no lo terminemos hoy todo nos van a canear los jefes 😉 jajaja«.
Empresa japonesa (después de años de confianza y en un ambiente de buen rollo), lo escribo tal y como se traduciría de forma bastante literal aunque suene raro: «Perdona por interrumpirte en un momento de tanta ocupación Señor Héctor, respecto a lo que te comenté hace dos días… ¿ves que lo podrías terminar? (Reverencia)«.
Con esta anécdota, quiero ilustrar la gran diferencia que hay entre estar en un ambiente de trabajo y no estarlo en la sociedad japonesa. Aunque sea la misma gente se puede llegar comportar de forma RADICALMENTE diferente.
- Hace algo más de un año me propusieron ser «Responsable en caso de incendio para la segunda planta de mi edificio». Y decidí aceptar simplemente como curiosidad a ver en que consistía el tema. Fueron varias las reuniones a las que tuve que asistir con los responsables de cada planta, los ayudantes de los responsables y los dos responsables máximos. Los responsables de todo el edificio estuvieron tres meses escribiendo un manual y diseñando mapas (Con el Excel, por supuesto). Al cabo de esos tres meses, hicimos una de las reuniones míticas, y nos dieron a todos un manual de ¡¡¡más de 300 páginas!!! Yo flipando, pobres los dos que tuvieron que escribir manual tan aburrido, pero también pobre yo que me tuve que tragar una reunión de seis horas en la que los del manual nos fueron explicando casi página por página todo el contenido. Lo fabuloso, es que la mayoría del manual era paja. Al final le pregunté en confianza a uno de los responsables, «A ver, explícame en concreto que narices tengo que hacer en caso de emergencia» y me respondió «Tu labor consiste en decirle a a tu ayudante de planta que hay una emergencia, el ayudante llamará por teléfono al responsable del edificio que se encargará de darle a la alarma, tu vas hasta la puerta de emergencia y cuentas la cantidad de personas que salen». Eso era todo lo que necesitaba saber, ¡después de tanta reunión y tanto manual! Para terminar todo el proceso hicimos un simulacro de emergencia. Para preparar el simulacro nos costó otros tres meses, reuniones con el departamento de bomberos de Shibuya, avisar a los edificios de alrededor, crear una zona de escapada (Un parking cercano etc). El día del simulacro, estaba tan nervioso (no se porqué) que ¡se me olvidó contar la gente que salía! Que era una de las dos únicas cosas que tenía que hacer 🙂
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