Un pangrama es un texto que usa todas las letras del alfabeto, esto no se muy complicado ya que seguramente cualquier libro lo cumpla, la gracia está en conseguirlo usando un texto lo más corto posible. Por ejemplo, se suelen usan pangramas bastante cortos para mostrar fuentes tipográficas, quizás el que más nos suene sea: «El veloz murciélago hindú comía feliz cardillo y kiwi. La cigüeña tocaba el saxofón detrás del palenque de paja».
Lo más difícil de conseguir es un pangrama perfecto, aquel en el que se usan todos los carácteres del alftabeto una única vez, algo que creo que en español es prácticamente imposible. En japonés si existe un pangrama perfecto, se trata del poema Iroha, escrito hace más de mil años. En él se utilizan todos los carácteres de uno de los tres alfabetos japoneses, el hiragana:
いろはにほへと
ちりぬるを
わかよたれそ
つねならむ
うゐのおくやま
けふこえて
あさきゆめみし
ゑひもせす – Iroha, un pangrama perfecto japonés.
Algo que no tiene mucho que ver con los pangramas pero quizás tenga la misma naturaleza «recursiva» es un típico problema de programación que consiste en crear un programa que imprima por pantalla el propio código fuente del programa. Una de las soluciones más directas es la que propone Ken Thomson a continuación pero la gracia, al igual que en el caso de los pangramas, consiste en escribir el mínimo código posible obteniendo los mismos resultados.