Salimos desde la estación de Tokyo, donde subimos a uno de los famosos trenes bala. Lo que más nos llamó la atención es que desde la estación de Tokyo salen trenes bala cada cinco minutos y se llenan siempre de gente. Además, hay varias líneas de trenes bala que recorren prácticamente todo el país.
Un tren como el de la foto siguiente nos llevó desde Tokyo hasta Osaka (520 km) en solo 2 horas y media parando tres veces por el camino. Se trata de la línea comercial más rápida del mundo.
Foto de Wikipedia
Llegamos a un albergue en plan cutre y barato en el centro de Osaka. Lo bueno es que tiene cierto estilo oriental pero con algunos detalles de calidad como dos ordenadores conectados a Internet, lector de tarjetas de memoria para subir las fotos del viaje, televisión con DVD, una estantería llena de manga y libros etc.
Sala principal del albergue.
Estantería con manga
Figuritas en la recepción.
Figuritas en la recepción.
El caso es que el albergue era un nido de gaijins (Extranjeros), así que marchamos con uno de Nebraska (Que hablaba más japonés que inglés), una Australiana (que no dijo nada en toda la noche) y un par de chavales de Barcelona a cenar por Umeda.
Cenamos una especie de tortillas rellenas de arroz típicas de Osaka y luego paseamos por el barrio de Umeda un rato. Una de las imagenes más curiosas del paseo fue ver a unos raperos bebiendo té verde debajo de una autopista de tres niveles. Notamos ciertas diferencias con Tokyo; la gente en general es bastante más ruidosa, también son mucho más desacarados a la hora de quedarse mirando a los gaijins, hay muchos menos japoneses por las calles (Lo cual no quiere decir que haya pocos, en Osaka viven unas 4.657 personas por km cuadrado), y el porcentaje de chicas guapas es también más elevado 😉
Al final entre pitos y flautas terminamos pasando la noche en una disco con el chaval de Barcelona. Muy buen ambiente y la nota curiosa es que un japonés se puso a mear en pleno centro de la pista de baile ¡Vaya cuadro!