Marchamos de buena mañana hacia el museo marítimo donde está la exposición de Star Wars. Para llegar fuimos con una línea de metro que va elevada unos 20 metros por lo que podemos ver una panorámica de la ciudad de Osaka mientras viajamos, pero por encima teníamos una autopista, y en ocasiones dos autopistas por encima de la línea de metro. Parece ser que lo de Tokyo no es único.
Llegamos a la zona donde está el museo, con edificios muy modernos y vistas al puerto de Osaka.
Después de 10 minutos de caminata por fin llegamos al museo, que resulta ser en si mismo una isla.
Así que tuvimos que llegar a la isla por debajo del mar. Una vez dentro no pudimos sacar muchas fotos porque estaba prohibido, aun así… pero ya sabéis que soy un poco compulsivo con la cámara de fotos. Aquí va una serie de fotos interesantes sacadas dentro del museo. Se las dedico a Imanol (Suele salir en las minifotos a mano izquierda), el mayor friki de Star Wars que conozco.
Una de las maquetas más impresionantes de la exposición
Uno de los primeros diseños del cartel de Star Wars
El Halcón Milenario podría haber sido así.
Notas del propio George
Yo soy tu padre
Han Solo en carbonita. El original usado en la película.
Te queremos padre.
Impresionante el museo, no nos esperabamos ni de lejos encontrarnos aquello. Había material para pasar varias horas allí dentro, maquetas de casi cualquier cosa que podáis imaginar dentro del mundo de Star Wars, dibujos originales, herramientas, mapas, posters…
A continuación marchamos hacia el castillo Osakajo, el punto turístico más famoso de Osaka. Según las guías no es muy interesante pero tampoco es tan feo como lo pintan, además tuvimos suerte porque era el día de la cultura en Kansai y estaba lleno de gente animada haciendo montando jaleo y fiesta.
Una de las casetas de vigilancia de la ciudad fortificada.
El castillo en si mismo
Para terminar el día fuimos a la zona Blade Runner por excelencia situada cerca de la estación de Shinsabashi. Impresionante la cantidad de gente y el bullicio de la zona. Luces de neón, pantallas enormes en los edificios, pequeños restaurantes que te sirven en una barra que da a la calle y llenan de humo y olores toda la calle, música a todo volumen. Son calles animadas y bastante sucias en comparación con Tokyo, pero con un estilo propio muy muy especial. También se nota cierto cambio en las costumbres alimenticias, en Osaka la gente es fanática del Tacoyaki. En cualquier lado puedes ver a alguien sentado en una esquina comiendo tacoyaki.
Aquí tenéis un vídeo grabado en la calle principal.
Mi puesto de ramen favorito.
Ahora si que ha llegado el momento de:
«I’ve seen things you people wouldn’t believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I watched c-beams … glitter in the dark near Tanhauser Gate. All those … moments will be lost … in time, like tears … in rain. Time … to die.»
Si no hay bastante frikismo en este día, a continuación uno de los chavales de Barcelona (Que lleva 7 años viviendo en Osaka) nos llevó a ver la base de operaciones de los Yakuzas (La mafia japonesa) de todo Japón. Tenían incluso cámaras de vigilancia, así que tomé la foto desde lejos.
Base central de los Yakuzas al fondo a la izquierda.
Terminamos la noche en un bar rarísimo donde un japonés se puso a cocinar setas para todos con una estufa, y nos dedicamos a tocar los bongos. ¡Totalmente surrealista! Sentado tocando los bongos, escuchando a Bob Marley, unos japos haciendo setas, una autopista elevada encima del bar, un viejo en una esquina intentando hacerse a una japonesa, un puesto de yakisoba en la calle de enfrente cuyo tendero te traía la comida hasta el bar, tres japonesas borrachas haciendo el tontaina, dos americanas que se iban del bar con la bici y al cabo de un rato volvían una y otra vez. Raro raro raro, pero lo pasamos de cojones.
Setas en Osaka