Japoneses durmiendo – Parte 5

A continuación mis últimas fotos de japoneses durmiendo, una colección de fotos que empecé hace varios años y cada vez crece más rápido.

Algunas de las fotos de las series anteriores, fueron usadas en este curioso artículo sobre The Art of Extreme Sleeping (El arte de dormir en situaciones extremas).

Durmiendo
Esta chica no estaba dormida del todo, pero iba dormitando incluso cuando la bici cruzaba la calle!

Durmiendo

Durmiendo

Durmiendo

Durmiendo

Durmiendo

Durmiendo

Durmiendo
El de la derecha se puso más cómodo que el de la izquierda.

Durmiendo

Durmiendo

Más fotos en mi Set de Flickr.

Casa rara

Una casa rara de cojones es la que me encontré el otro día vagando por calles perdidas del centro de Tokyo.

Casa rara
La casa en cuestión desde el otro lado de la calle.

Casa rara
¡Nos acercamos y se puede apreciar el pico de un avión de combate!

Casa rara
Parece que el habitante de la casa también tiene afición por los trenes y los barcos, ¡hay un timón si os fijáis!

Casa rara
Máquina de bebidas con un reloj de Mickey.

Casa rara
Muchas pegatinas, sobre todo de Stitch.

Casa rara
Al aire acondicionado le ha tocado Batman.

Casa rara
Detalle del póster de los trenes

Casa rara
Detalle del pico de un XF-2

Casa rara
Debajo del pico del avión hay una jaula llena de palomas.

Casa rara
¡Alfombrillas de ratón nuevas y gratis! ¡Estaban incluso con el precio y sin abrir! El cartel escrito te invita a llevarte las alfombrillas de ratón.

Casa rara
Perspectiva desde el otro lado. Se puede apreciar un Ura-manji al fondo.

Un pico de un avión, una jaula llena de palomas, un timón, alfombrillas de ratón gratis, pegatinas varias, flores… ¿surrealista?, ¿WTF? No había ni un alma en esa calle mientras sacaba las fotos, solo se escuchaba el «guruguru» de las palomas cuando de repente pasó un dirigible justo por encima de mi.

Casa rara

Bar Algonquin’s

El otro día paseando por Shimokitawaza me encontré con este bar de curioso nombre y fachada bastante estrambótica. Estaba cerrado, así que habrá que volver otro día a ver cómo es por dentro, promete ser surrealista.

shimokitazawa algonquins

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