Kawaii

Kawaii (可愛い) es una de esas palabras del idioma japonés que cuando la oyes por primera vez ya no la olvidas jamás. Y no dejarás de oírla, de usarla y de encontrar el concepto que representa embebido en muchas cosas relacionadas con Japón.

El significado

No existe una traducción adecuada de kawaii pero quizás se podrían utilizar los adjetivos “bonito”, “mono”, “precioso”, “adorable”, “encantador”, “lindo”, “puro”, “honesto”, “sensible”, “inmaduro” o la palabra inglesa “cute”. En algunas novelas traducidas al inglés he visto incluso traductores que dejan el adjetivo kawaii tal cual sin traducir.

Kawaii representa el concepto de parecer, tener el aspecto o actuar como un niño. Las personas consideradas como kawaii son muy inocentes llegando incluso a ser un poco tontillas, tímidas, vergonzosas, caminan y se sientan como si fueran niños (Si viajáis a Japón fijaos como caminan algunas chicas o cómo se sientan) y visten ropa infantil. Hay incluso ropa y accesorios considerados dentro de la categoría “moda kawaii”, suele ser ropa con colores muy vivos, por ejemplo, algunos trajes para chica son rosa pastel y tienen aspecto de ser un traje que se pondría una princesita.

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Ropa y accesorios kawaii.

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Ropa y accesorios kawaii.

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Chica sentada con una pose kawaii y vestida con ropa kawaii.

Origen de la palabra y comienzos del fenómeno kawaii

La palabra kawaii es un neologismo que apareció en el idioma japonés en los años setenta. Kawaii derivó de la palabra anterior Kawayui con un significado muy similar.
Kawaii se empezó a utilizar por primera vez para describir el aspecto de un estilo de escribir que surgió en los años setenta. En esa época, en los institutos de secundaria, se puso de moda escribir con caracteres exageradamente redondeados, sobre todo entre las chicas. Este tipo de caligrafía se llamó burikko-ji que significa literalmente “aparentar ser un niño o que sea como un niño”. En el momento álgido de la caligrafía burikko-ji, algunos estudios dicen que más del 50% de las chicas de entre 12 y 18 años la utilizaban.

Pronto la tendencia se extendió fuera de las chicas adolescentes y empezó a afectar a las tipografías en anuncios y carteles, en tipos de letra en ordenadores en los años 80 y pronto se amplió en una moda general en las chicas vestían, actuaban o hablaban aparentando ser una niña. El adjetivo kawaii nació al mismo tiempo que la escritura burriko-ji, ambos conceptos están interconectados y salieron de los círculos escolares durante los años 70 convirtiéndose en un auténtico fenómeno estético a nivel nacional. A partir de los años 80 comenzó a ser utilizado por empresas siendo explotarlo para ganar dinero, por ejemplo, hay muchos productos que tienen una versión seria y otra versión kawaii. Hay series de animación con personajes kawaii, anuncios con mascotas kawaii etc Hay toda una industria del entretenimiento que gira entorno a lo kawaii.

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Los Pokémon son personajes kawaii creados por Nintendo. En Japón hay incluso aviones pintados con pokémons.

Porqué triunfa lo kawaii en Japón

Algunos dicen que la cultura kawaii nació como un movimiento en contra de la sociedad tradicional Japonesa, en contra de la presión social que sienten los jóvenes cuando terminan sus estudios universitarios y tienen que convertirse en “adultos”, tienen que ser responsables, tienen que ganar dinero y crear una familia. Muchos adultos buscan vías de escape a esta presión y una de ellas es siendo kawaii, actuar kawaii en el caso de las chicas, comprar cosas kawaii, vestir ropa kawaii etc. Digamos que es una vía de escape, es una forma de negar el ser adulto, de intentar evitar las responsabilidades aburridas de las personas mayores.

Otros estudiosos teorizan que lo kawaii ya está embebido en la sociedad japonesa desde hace siglos, es algo que está dentro del subconsciente japonés. Dicen que lo kawaii surge de la naturaleza amae del los japoneses, de ese deseo por ser cuidados y queridos que todos los humanos y sobre todo los niños tenemos pero que en Japón a veces se deja expresar más que en otras sociedades. Lo infantil evoca empatía y afecto emocional, los objetos o personas que “contienen” kawaii proyectan buenos sentimientos hacia ellos. La imagen inocente y vulnerable de algo o alguien kawaii es una forma de expresar y recibir sentimientos amistosos desde y hacia otros.

En Japón puedes ver a camioneros con figuritas de Hello Kitty delante del volante, la policía nacional tiene una mascota simpática, las tarjetas de crédito tienen personajes de Disney, hay bancos que tienen mascotas kawaii, hay aviones pintados con personajes kawaii, en algunos templos Shinto hay amuletos de Hello Kitty, hay incluso preservativos con personajes kawaii, las 47 prefecturas de Japón tienen una mascota con aspecto kawaii, puedes hombres de negocios encorbatados con un llavero de Doreamon etc. Los ejemplos son infinitos.

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¡incluso algunas marcas de condones aprovechan el tirón de lo “kawaii”!

Personajes kawaii

Para que un personaje o mascota sea considerada como kawaii tiene que tener la cabeza grande, formas redondeadas, brazos cortos sin dedos y piernas. También suelen tener bocas pequeñas, a veces ni si quiera tienen boca, como por ejemplo Hello Kitty.

El prototipo de personaje kawaii es Hello Kitty, que también nació en los años 70 cuando surgió la escritura burikko-ji. La mayoría de mascota tienen características muy similares a las de Hello Kitty.

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Hello Kitty es el personaje kawaii por excelencia.

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Más personajes kawaii, estos no tienen ni brazos ni piernas.

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Paseando por Japón te encuentras personajes kawaii en cualquier lugar, ¡incluso las serpientes son kawaii!

Diferencia entre kawaii y belleza
Algo kawaii es muy diferente a algo bello. Es curioso oír discutir a japoneses sobre si una cantante es bella y guapa o si es kawaii. Algo es considerado bello cuando es elegante, cuando su forma tiene contiene líneas estilizadas y cuando emite un aura de seriedad y madurez. Por el contrario si es algo infantil, si tiene una forma en la que predominan las líneas redondeadas, si es algo con aspecto de vulnerable, entonces es kawaii. Por ejemplo, una cría de un pastor alemán de dos meses es kawaii, cuando crezca puede que se convierta en un perro bello o puede que no, pero seguro que dejará de ser kawaii.

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Esta chica lleva muchos accesorios kawaii y posa con actitud kawaii pero creo que no es nada bella 🙂

Modelos kawaii
Uno de los grandes problemas de Japón con sus modelos es que casi todas son más kawaii que bellas. La mayoría tienen cara redondeada y piel suave con aspecto de niña, pero tienen las piernas mucho más cortas que otras modelos internacionales. Muchas de las modelos consideradas kawaii suelen tener éxito dentro de Japón pero no fuera del país. Por ejemplo, una de las modelos más famosas, quizás la que más, durante la última década es Yuri Ebihara. Triunfa en Japón porque es exageradamente kawaii pero su estatura de tan menos de 1.68m no le permite expandir su fama internacionalmente. Pero Yuri Ebihara parece estar contenta representando el ideal de kawaii, de hecho en un programa de televisión confesó que al ir acercándose a los 30 años está cada vez más preocupada por si deja de ser suficientemente kawaii y que hará todo lo posible para seguir siendo igual de kawaii o incluso más kawaii que ahora en el futuro.

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Yuri Ebihara está considerada por los hombre japoneses como la mujer más deseada de Japón. Su cara y expresión es bella y a la vez kawaii. En España o Estados Unidos creo que triunfan más las chicas con cara bella y sexy (con carácter) que las chicas con cara kawaii e inocente.

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Hacer el símbolo de la victoria poniendo la mano cerca de la cara en fotos está considerado como algo kawaii.

Taro Okamoto

Le otro día estuve visitando el museo de Taro Okamoto en Kawasaki. Taro Okamoto es uno de los artistas japoneses más importantes del siglo XX. Fue pintor, escultor y escritor, destacando sobre todo en la pintura y la escultura. Su obra maestra fue la Torre del Sol que diseñó para la Expo de Osaka del 70. A los que hayáis leído el manga de 20th Century Boys os sonará bastante la Torre del Sol 😉

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Leer más sobre la Torre del Sol.

Taro Okamoto estudió en Francia y viajó bastante por Europa durante su juventud. Taro reconoce que una de las mayores influencias en su vida fue conocer la obra de Picaso cuando tenía apenas 20 años. Además de Picaso, su estilo también estuvo influenciado por André Breton, Gaudí y Miró.

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Me parecen curiosas las caras que dibujaba y esculpía Taro Okamoto. Parece ser que estuvo varios años viajando por Japón aprendiendo sobre leyendas, supersticiones y monstruos mitológicos japoneses. Con todo ello creó su propio estilo para crear caras simpáticas y a la vez misteriosas. Este estilo propio de Taro Okamoto ha creado escuela y son muchos los artistas japoneses de la actualidad influenciados por él. Por ejemplo, muchos espíritus y personajes misteriosos en algunas obras de Hayao Miyazaki y del Studio Ghibli en general se parecen a las caras de Taro Okamoto. Fijaos en los Kodamas de la película de Ghibli «La princesa Mononoke»:

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Los Kodamas de «La princesa Mononoke» tienen cierto aire misterioso parecido al de las caras de Taro Okamoto.

También Masashi Kishimoto, el autor de Naruto, ha contado en varias entrevistas que algunos de sus personajes están inspirados en la obra de Taro Okamoto.

Problema

En Japón la sociedad, las empresas, las personas son en general mucho más perfeccionistas que en occidente. Ser más perfeccionista tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Hay países, empresas, procesos que funcionan mejor que otros. En Japón todo suele funcionar bien, no suele haber problemas. Y como la gente no está acostumbrada a que haya problemas gordos, viven todos en una especie de «mundo feliz», pero cuando los hay se monta el caos total. Los japoneses están acostumbrados a que los procesos funcionen siempre igual, o mejorando mediante kaizen, pero cuando surge un imprevisto son muy malos tomando medidas. En occidente puede que nuestros engranajes no funcionen tan «perfectamente» pero en general creo que sabemos hacer frente a imprevistos, a problemas, mucho mejor que los japoneses. Un ejemplo reciente de la poca competitividad de los japoneses para hacer frente a imprevistos es el caso del mono de Shibuya.

Hay gente que dice que la sociedad japonesa es como un hormiguero, donde todo funciona relativamente bien hasta que cae una piedra en la entrada del hormiguero. Todo va bien hasta que hay un problema inesperado.

Todos somos bastante sensibles a la palabra «problema», pero los japoneses aún lo son más. Por ejemplo, si estás en una aburrida reunión en una empresa japonesa, de esas que duran horas y horas y no se decide nada, la técnica para conseguir llamar la atención sobre algo que quieres solucionar consiste en soltar la palabra «mondai» (problema, 問題). En cuanto dices «problema» notarás que muchos de los asistentes a la reunión que se habían dormido se despertarán, otros que estaban tomando notas te mirarán con chispas en los ojos y los que estaban absortos con el laptop te mirarán con cara de interés. Pero también hay que tener cuidado con la forma de usar la palabra, hay que suavizar su uso con otras palabras en la frase, hay que decir algo así como «puede que tengamos un pequeño problema». Esta suavización es necesaria porque Japón es el país del chotto y decir «tenemos un problema» directamente sería demasiado fuerte.

Otra cosa que he notado es que les cuesta mucho medir la importancia de los problemas. Todo lo que sean «problemas» tienen prioridad máxima. Muchas veces ves como se dedican un montón de recursos en una empresa a solucionar un pequeño problema sin importancia real, y por culpa de ello quizás se retrasa la solución a un problema crítico para el negocio de la empresa. Lo de no saber poner prioridades a los problemas es algo que los japoneses tienden a caer no sólo en la empresa sino en la vida diaria. Problemas por los que nosotros no nos estresaríamos nada de nada, un japonés o una japonesa se estresa y preocupa mucho más de la cuenta.

Todo estas consideraciones son concernientes a problemas no esperados. En el caso de que los problemas sean esperados, los japoneses tienen muchos procesos ya preparados para solucionarlos. Por ejemplo, son expertos en tomar medidas cuando un tren se avería, cuando hay un tifón, o en general cuando se rompe algo que se suele romper. Todos esos problemas, ya no son realmente problemas, son parte del proceso.

Son buenos solucionando problemas que conocen pero malos afrontando nuevos problemas con rapidez y eficacia. Por ejemplo, hace poco hubo un escándalo porque unas escaleras mecánicas comenzaron a moverse en dirección inversa cuando había mucha gente y varios resultaron heridos. Todavía, después de varios meses están decidiendo cuál fue el problema y cómo solucionarlo. Hace unos años hubo un problema con una puerta giratoria en la que se enganchó una abuela y murió, hubo un escándalo porque se consideraba un problema muy gordo. Para evitarse problemas muchos decidieron dejar de usar puertas giratorias (Es lo que recomendó el gobierno), hoy en día apenas se ven puertas giratorias en Japón.

«¡Huston, tenemos un problema!»

Identidad personal VS identidad de empresa

Cuando trabajas en una empresa japonesa tradicional lo normal es que la identidad de la empresa esté por encima de la tuya. Perteneces al grupo, a la familia que forman todos los empleados de la empresa. La sociedad japonesa es «colectivista», la estadounidense es «individualista». En una sociedad «colectivista» el individuo persigue el beneficio del grupo en general para que le beneficie a él también, es algo así como un hormiguero. En una sociedad «individualista» cada uno busca el máximo beneficio para él mismo, es una competición para ver quién es el mejor que también ayuda a que el grupo se beneficie. En occidente en general buscamos destacar, los japoneses NO buscan destacar, todo lo contrario, quieren pasar desapercibidos. En una discoteca japonesa, en la pista de baile verás centenares de personas todas «bailando» mirando hacia el DJ, es todo un GRAN grupo bailando al unísono como si de un ejército de robots se tratara. En una discoteca occidental, cada uno baila a su bola, mirando hacia diferentes lugares y se forman pequeños grupos que se empujan intentando proteger su espacio.

En las tarjetas de visita japonesas el orden típico en el que se muestra la información es:

  • 1.-Nombre de la empresa
  • 2.-Departamento / Puesto dentro de la empresa
  • 3.-Nombre de la persona en cuestión

Meishi

En una tarjeta de visita occidental el nombre de la empresa puede que esté antes que el nombre de la persona pero el título-departamento casi siempre está al final. En el caso de una tarjeta japonesa el «nombre de la persona» casi siempre va en tercera posición.

Disposición típica en una tarjeta de visita occidental:

  • 1.-Nombre de la persona
  • 2.-Nombre de la empresa
  • 3.-Puesto en la empresa

Meishi
Tarjeta de visita de Guy Kawasaki (Criado en Estados Unidos), donde su nombre es lo más grande y ocupa una cara entera.

¿Porqué el nombre de la empresa y el puesto dentro de la empresa van antes que el nombre de la persona? En la sociedad japonesa es muy importante «el rango» de cada persona, algo que prevalece desde la época de los samuráis. Si una persona de 25 años que trabaja en una cafetería tiene que hablar con un catedrático de universidad de 55 años tiene que usar un registro del lenguaje japonés totalmente diferente del que utilizaría al hablar con un colega de trabajo. También tendría que hacer una reverencia mucho más pronunciada al saludar al profesor que al saludar a un amigo.

Supongamos ahora que esa persona de 25 años acaba de conocer al catedrático de universidad y no sabe absolutamente nada sobre él. El chaval de 25 años se sentirá incómodo, porque no sabrá en que registro del lenguaje hablar. Por eso, en Japón cuando conoces a alguien casi siempre lo primero que haces es intercambiar la tarjeta de visita (Meishi). Al recibir la tarjeta de visita, lo primero que ves es la empresa, el puesto dentro de la empresa y el nombre de la persona. El chaval de 25 miraría la tarjeta de visita, vería el nombre de la universidad, luego el puesto de catedrático y en ese momento ya sabría en que registro del lenguaje dirigirse y cómo actuar en general. Como podéis ver, es mucho más importante saber a qué grupo pertenece alguien que saber su nombre. Lo importante es saber cómo tienes que tratar a la persona que tienes delante.

Por cierto, cuando te presentas y estás dando tu tarjeta de visita tienes que decir ¡el nombre de tu empresa antes que tu nombre!:

«NombreDeLaEmpresaのNombreとお申します»

Que literalmente sería algo así «NombreDeLaEmpresa, Nombre me llamo» y no literalmente sería «Me llamo Nombre y trabajo en la NombreDeLaEmpresa»

Anécdotas en el trabajo

Voy a contar unas anécdotas que se me habían quedado en el tintero sobre mi trabajo en Digital Garage / Technorati que dejé hace casi dos meses para dedicarme a tiempo completo a Mirai.

  • Es curioso que después de trabajar más de dos años todos los días con la misma gente, llevarnos todos genial y considerar a mis compañeros como si fueran parte de mi familia, siempre hicieron una reverencia y utilizaron lenguaje formal antes de pedirme cualquier cosa en el trabajo. Creo que se entiende mejor con un ejemplo:

    Empresa occidental (después de años de confianza y en un ambiente de buen rollo): «Macho Héctor, ¿has terminado ya lo que te dije hace dos días? como no lo terminemos hoy todo nos van a canear los jefes 😉 jajaja«.

    Empresa japonesa (después de años de confianza y en un ambiente de buen rollo), lo escribo tal y como se traduciría de forma bastante literal aunque suene raro: «Perdona por interrumpirte en un momento de tanta ocupación Señor Héctor, respecto a lo que te comenté hace dos días… ¿ves que lo podrías terminar? (Reverencia)«.

    Con esta anécdota, quiero ilustrar la gran diferencia que hay entre estar en un ambiente de trabajo y no estarlo en la sociedad japonesa. Aunque sea la misma gente se puede llegar comportar de forma RADICALMENTE diferente.

  • Hace algo más de un año me propusieron ser «Responsable en caso de incendio para la segunda planta de mi edificio». Y decidí aceptar simplemente como curiosidad a ver en que consistía el tema. Fueron varias las reuniones a las que tuve que asistir con los responsables de cada planta, los ayudantes de los responsables y los dos responsables máximos. Los responsables de todo el edificio estuvieron tres meses escribiendo un manual y diseñando mapas (Con el Excel, por supuesto). Al cabo de esos tres meses, hicimos una de las reuniones míticas, y nos dieron a todos un manual de ¡¡¡más de 300 páginas!!! Yo flipando, pobres los dos que tuvieron que escribir manual tan aburrido, pero también pobre yo que me tuve que tragar una reunión de seis horas en la que los del manual nos fueron explicando casi página por página todo el contenido. Lo fabuloso, es que la mayoría del manual era paja. Al final le pregunté en confianza a uno de los responsables, «A ver, explícame en concreto que narices tengo que hacer en caso de emergencia» y me respondió «Tu labor consiste en decirle a a tu ayudante de planta que hay una emergencia, el ayudante llamará por teléfono al responsable del edificio que se encargará de darle a la alarma, tu vas hasta la puerta de emergencia y cuentas la cantidad de personas que salen». Eso era todo lo que necesitaba saber, ¡después de tanta reunión y tanto manual! Para terminar todo el proceso hicimos un simulacro de emergencia. Para preparar el simulacro nos costó otros tres meses, reuniones con el departamento de bomberos de Shibuya, avisar a los edificios de alrededor, crear una zona de escapada (Un parking cercano etc). El día del simulacro, estaba tan nervioso (no se porqué) que ¡se me olvidó contar la gente que salía! Que era una de las dos únicas cosas que tenía que hacer 🙂

Seguir leyendo más anécdotas culturales.

Orejas grandes, suerte y dinero

En occidente una «orejuda» no se considera muy agraciada, pero en Japón tener las orejas enormes es símbolo de buena suerte y dinero. Dice la leyenda que aquellos que tienen las orejas grandes, especialmente los que tienen lóbulos alargados, tendrán suerte en la vida y dinero de sobra.

Buda (Siddhartha) nació con orejas grandes. Durante su infancia y juventud vivió rodeado de riqueza dentro de una familia noble. Siddhartha vestía bien y usaba muchas joyas de oro. Una de las joyas que más utilizó fueron unos pendientes de oro pesados que fueron deformando y haciendo sus orejas aún más grandes de lo que ya eran. Llego un momento en el que Siddhartha decidió renunciar a cualquier pertenencia o valor material y dejó utilizar esos enormes pendientes de oro.

Según la leyenda, sus orejas terminaron con esta forma:

Buddha
Fijaos en lo alargadas que son las rajas de los pendientes

Siddhartha, consiguió llegar a la iluminación a través de la meditación y «se convirtió en Buda». Desde entonces se considera que las personas con orejas grandes tienen facilidad para escuchar la naturaleza de su alrededor y pueden oír el consejo de los dioses. Supongo que poder escuchar el mundo más allá que los demás y poder oír a los dioses te da facilidad a la hora de conseguir dinero y tener suerte en la vida.

El actual primer ministro japonés, Yasuo Fukuda, tiene las orejas bastante grandotas. ¿Fueron las orejas las que le llevaron a gobernar Japón? ¿O quizás uno de los factores fue el subconsciente de los japoneses que al ver que tiene las orejas grandes le votaron?

Buddha
Yasuo Fukuda es el primer ministro de Japón.