El otro día estuvimos en un templo donde un monje nos dio clases de meditación Zen. Primero tuvimos una pequeña introducción teórica sobre los orígenes budistas de la meditación Zen y luego pasamos a la sesión práctica de 35 minutos donde tienes que intentar liberar tu mente de todo pensamiento. Es decir, el propósito de la meditación es «no pensar en nada», como ya sabréis los que hayan leído libros sobre el tema. El caso es que tuvimos que estar sentados en una incómoda situación sin mover un solo músculo durante más de media hora. Si te mueves lo más mínimo, el monje viene con una vara y te arrea justo entre el hombro y el cuello. Yo no recibí ningun varazo, pero nuestro compañero Vasco recibió uno bien fuerte por perder la concentración.
Mmm, creo recordar una pequeña historieta sobre el Zen:
«Hace mucho tiempo un alumno intentaba entender el verdadero sentido del Zen cada día, y como no lo conseguía su maestro le daba golpes con la vara contínuamente. Llegó un día en que el alumno decidió marcharse y viajar para intentar aprender ¿qué es el Zen?. Al cabo de unos años, volvió a ver su maestro. Éste le preguntó: ¿Ya sabes lo que es el Zen?, entonces el alumno dijo: «Sí, esto es Zen» mientras cogía la vara y arreaba a su maestro.»
Al terminar la sesión hicimos las fotos de rigor.
Albert, Javi y Arnaud «meditando»