El otro día me me sorprendió encontrarme con panceta en mi supermercado habitual. Lo primero que hice fue mirar la etiqueta y no me extrañó nada ver que era ¡panceta de Dinamarca! Y digo que no me extrañó porque es de lo más normal ver productos típicos españoles comercializados por empresas de otros países. Por ejemplo, la mayoría del aceite de oliva que se vende aquí en Japón de origen español, pero está envasado, etiquetado y comercializado por empresas italianas.
Ahí pone «Pancheta», que supongo que se acerca mucho a la pronunciación de la palabra en italiano.
Es panceta 100% danesa.
Por cierto, aquí también hay jamón, y está de moda.