En el parque de Ueno sobre la cima de una loma, bajo la sombra de los árboles yeyakis y enokis, se esconde la cara del que fue el Buda de Ueno antes que fuera destruido por el gran terremoto de Kanto de 1923. La estatua de bronce del Buda medía más de tres metros de altura y vigilaba desde lo alto del parque todo el recinto del templo Kanei-ji.
Cuando llegó la guerra, en vez de reconstruir la estatua, el gobierno ordenó fundir el metal de para producir armamento. Usaron el cuerpo del Buda, un símbolo de la armonía de la vida y la paz, para producir armas para matar. Supongo que es una de esas ironías de un país que dice abogar por la paz.
Lo único que dejaron sin aprovechar fue la cara del Buda, que se puede visitar aquí.
Más que la cara del Buda lo que más me atrajo del lugar fue esta puerta negra con un símbolo de dharma
Este es el aspecto que tenía el Buda con el cuerpo entero