Después del paseo por la calle de Dobuita caminamos hasta el mar. El agua estaba extrañamente limpia para ser la bahía de Tokio. Desde la orilla se veía en el horizonte sarushima 猿島 (猿:mono, 島:isla), la isla de los monos… ¡Monkey Island!
La zona de la costa de Yokosuka está arreglada para poder pasear, algo que no es muy normal en la bahía de Tokio donde todo son puertos, fábricas y el aeropuerto de Haneda. Entramos en un parque dedicado a Mikasa, un acorazado japonés que luchó en la guerra ruso-japonesa a principios del siglo XX. Se hundió cerca de la costa de Sasebo en Nagasaki en 1905 pero fue reflotado y arreglado en el 1906. Ahora el barco es un museo cuyo interior se puede visitar pero los cañones están rellenados con cemento como símbolo de que el Mikasa ya nunca volverá a participar en ninguna batalla.