Llegué con 23 y hace poco cumplí 30 años. Parece que fue ayer cuando llegué a este lugar que se me hizo tan ajeno y que ahora siento como mi hogar. ¿Japón se hizo a mi, o yo me hice a Japón? Cuando voy a España me siento raro en mi tierra y cuando vuelvo a Tokio me siento en mi salsa. Llegué siendo un niño y en Japón aprendí a vivir en el mundo de los adultos, podría haber sido en cualquier otro lugar pero por alguna razón fue aquí. No me puedo imaginar como sería mi vida ahora si nunca hubiera venido, supongo que también sería feliz pero mi realidad sería muy diferente.
Vi el mundo desde Asia, viajé mucho, visité lugares que sorprendieron a mi imaginación, aprendí un idioma que quizás cambió mi forma de pensar, viví en una de las ciudades más grandes del mundo que cada vez siento más pequeña pero que todavía me sigue estimulando con nuevas sensaciones. Trabajé y trabajo con el que trajo la WWW a Japón, con uno de los que trabajó en Sony en el equipo del Walkman, con gente sencilla que hizo y sigue haciendo cosas increíbles, con gente de la que aprendo cada día y me río con ellos a la hora del almuerzo.
El lugar y el trabajo definen gran parte de nuestras realidades pero lo que realmente marcaron mis años en Tokio fueron los amigos y amigas. Amigos que estuvieron de paso por Tokio, amigos que van y que vienen, otros que vienen a Japón solo porque quieren verme, amigos que hice en Tokio y que se fueron, amigos que hice en Suiza, en California, en Australia y otros rincones del mundo que luego vinieron a verme.
No hay nada que me ponga más triste que ver a personas queridas desaparecer de las fotos de grupo que nos hacemos en Tokio. Personas que justo cuando les empiezas a tener cariño dejan Tokio para seguir con el camino que eligieron para su vida y te ves obligado a empezar a echarlas de menos.
Veo las fotos de hace 6 años, veo las fotos de hace 3 años, veo las fotos de hace un mes y me encuentro con las caras de Yanis que vive ahora en Grecia, con Pierre que se fue a Paris, con Álvaro que está Nueva York, con Fer que se enamoró Singapur, con Ignacio que se fue a dar vueltas al mundo con su cámara, con Ema que se fue a Italia con los suyos, con Alain que se fue a surfear a Okinawa, con Koto que se fue a San Francisco, con Adriaan que se fue a Holanda huyendo de la radiación, con Xavi que estuvo unos meses en Tokio y luego se volvió a Bangkok, con Carlos que cada día me sorprende con sus emails desde Madrid, con Johan que se fue con su família a Suecia, con Sara que hace tan solo una semana estaba aquí con nosotros y ahora vive Manhattan…
No solo echo de menos su presencia en las fotos, también echo de menos sus conversaciones, sus chistes, sus sonrisas, sus preguntas, sus explicaciones, sus dudas, sus quejas… los admiro a todos ellos. Cada uno de ellos único, cada uno de ellos insustituible.
Son muchos los que vinieron y se fueron, pero también somos muchos los que seguimos aquí y otros nuevos que empiezan a compartir su camino con nosotros y nosotros con ellos. Somos una generación global, una família global, Internet nos hace sentir más cerca allí donde estemos pero los aviones siguen siendo igual de «lentos» que hace 40 años.
Una generación de aquellos que decidieron marcharse a perseguir sus sueños y a conquistar el mundo. Una generación que sabemos de todo lo bueno y excitante de vivir en una ciudad global como Tokio, Londres, Paris, San Francisco, Singapur o Nueva York, y que también sabemos el dolor que se siente cogiéndole cariño a personas que sabes que antes o después se irán al otro lado del océano.
A mi madre, que ya no sabe cómo decirme lo mucho que me echa de menos le prometo subirme más al avión para que me pueda ver en real en vez de através de una pantalla. A los que os fuisteis de Japón también os prometo ir a veros allí donde estéis, aunque tenga que dar varias vueltas al mundo, y a los que vinísteis a Tokio solo para verme también.
A toda mi familia, amigos y amigas que siento a mi lado por muy lejos que estén pero que en el fondo de mi corazón desearía que estuvieran aquí en Tokio conmigo o yo con ellos allí donde estén. A todos ellos les dedico estos 7 años en Japón, no fue Tokio, fueron ellos los que los que hicieron estos años tan especiales, fueron ellos los que me hicieron mejor persona. Os deseo todo lo mejor en el camino que tomasteis. ¡Gracias y hasta luego!
19.- Lo importante no es el lugar donde vivas sino la gente de a tu alrededor que comparte tu vida. Cuida de ellos todo lo que puedas. – De mi post de los 30 años