El sistema «aero-train» son un sistema de transporte «en suspensión» alternativo al maglev. El propósito de ambos sistemas es el de mantener al tren en suspensión unos centímetros sobre el suelo, en los sistemas maglev utilizan el poder del electromagnetismo usando en ocasiones imanes superconductores, mientras que en el caso del «aero-train» simplemente se utiliza un cojín de aire utilizando el poder el efecto suelo.
En Francia pensaron que era una buena idea hace 40 años y comenzaron a desarrollar trenes «Aero-train». El proyecto funcionó desde 1965 hasta 1977, incluso consiguieron batir el récord de velocidad por tierra de la época (417km/h, ahora mismo está en 581km/hpara trenes ), pero al final desecharon el proyecto porque era demasiado costoso sustituir todas las vías de tren. Para que un «Aero-train» funcione es necesario construir unas vías con formas un tanto curiosas.
Este es el aspecto que tenía uno de los prototipos franceses de Aero-train.
Otro Aero-train francés. Más fotos aquí y aquí.
Desde entonces nadie ha vuelto a interesarse en este tipo de sistema de transporte, principalmente debido al coste de construcción de las vías. Aunque por otro lado, «mover» un Aero-train es mucho más barato que mover un Maglev. Eso es lo que pensaron hace unos años en la Universidad de Tohoku donde comenzaron un proyecto de construcción de un Aero-train de emisión 0. En principio dicen que comenzará a funcionar en el 2020, podrá alcanzar velocidades de 500km/h viajando a 10 cm sobre el suelo y transportará a 335 pasajeros.
Este es el aspecto de Aero-train japonés.
Lo de «emisión 0», parece que lo conseguirán poniendo molinos de viento a los lados de las vías, dicen que con eso será suficiente para alimentar al tren. ¡Vaya truco! Aunque en realidad, gasta muy poca energía en comparación con los trenes maglev. Aquí tenéis un vídeo de uno de los primeros prototipos en funcionamiento.
Por cierto, este es un ejemplo práctico para que os hagáis una idea de la cantidad de dinero que manejan las universidades en Japón, donde las empresas invierten en universidades y confian en los profesores y alumnos. ¿Os imagináis colaborando en la creación de un tren futurista en vuestro proyecto final de carrera? ¿y poder incluso ver un prototipo real funcionando? No se vosotros, pero yo me pasé cinco años simulando cosas sobre papel y en la pantalla del ordenador. (Algo que por supuesto es necesario, pero a veces se echa de menos un poco de «realidad»). Y es que en algunos lugares parece que no confían tanto en las universidades como en Japón o Estados Unidos.