Hong Kong – 2º día – Parte 2

Continuamos nuestro paseo por Kowloon entrando en un gran parque. Lo primero que vimos fue un cartel de advertencia en el que sale un mosquito enorme y al lado pone «Beware of Dengue mosquito», jurrlll que miedo. En la zona de Hong Kong no se dan casi casos de Dengue, pero por la zona de Vietnam y Tailandia que están cerquita hay que tener cuidado. No existe vacuna para el Dengue ni tampoco existe un buen remedio, se puede llegar a morir a causa de la picadura de uno de estos mosquitos.

Dejando el Dengue aparte, preciosa la vegetación totalmente diferente a la que he visto nunca. Muchas flores rarísimas, árboles tropicales, plantas con hojas enormes, chinos practicando Tai Chi etc. Al salir del parque nos fijamos en unas señales muy curiosas que se situan justo al lado de cada paso de zebra:


Cuidado con los coches

Otra cosa muy curiosa de Hong Kong es que los andamios para construir edificios son de BAMBÚ!! Para mi, fue una de las cosas más impactantes. Os pongo algunas fotos de andamios de bambú.


Andamios de bambú.


Un poco de bambú y un poco de rascacielos.


Que mal rollo ir por ahí debajo.

Al final llegamos al famoso Temple Market. Es un mercadillo donde puedes comprar cualquier cosa a precios ridículos, una postal por 1 céntimo de Euro, un juego de Game Boy Advance de los nuevos por 6 Euros, camisetas por 1 euro etc. Yo me compré un trípode para la cámara de fotos por un Euro.


Antes de entrar en el mercadillo. Típica calle escondida de la zona de Kowloon.


Tienda de Katanas dentro del mercadillo.

Volvimos al borde del mar, y llegamos justo a tiempo para ver los fuegos artificiales que celebran la creación de la Republica Popular China (Día uno de octubre). La visión del «Skyline» de Hong Kong por la noche desde el otro lado de la bahía según las guías de viaje es una de las vistas más impresionantes que se pueden ver en el mundo. Yo no me lo terminaba de creer hasta que lo ví con mis propios ojos, ¡¡¡IMPRESIONANTE!!! Es algo realmente inolvidable. Os pongo unas fotos, pero no creo que con ellas os podáis imaginar lo que realmente se puede sentir allí: la música china que ambienta los fuegos artificiales, la brisa del oceáno pacífico, el sonido del mar, los láseres que salían de los edificios, los cambios de iluminación en los rascacielos al ritmo de la música, letras enormes salían en edificios de más de 50 plantas… Esto se puede ver todos los días del año las 20:00h (Desde el paseo de las estrellas) pero en las ocasiones especiales (Como en nuestro caso) además hay fuegos artificiales.

Admirando todo aquello, repetíamos una y otra vez:

«I’ve seen things you people wouldn’t believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I watched c-beams … glitter in the dark near Tanhauser Gate. All those … moments will be lost … in time, like tears … in rain. Time … to die.»


Aquí está uno de los trocitos de ciudad que pude abarcar con mi cámara


Fuegos artificiales para celebrar la fundación de la República Popular China.


La gran foto del viaje.

Después del subidón de adrenalina cruzamos de nuevo la bahía en barco y comenzamos a buscar algún lugar para cenar. Los restaurantes más típicos en Hong Kong son los que puedes ver toda la comida desde fuera, incluso ves como la preparan.


Restaurante típico de Hong Kong.

Pero terminamos en un restaurante de comida asiática en general. Yo comí un plato típico de Malasia a base de marisco raro y otras cosas que no logré reconocer como de costumbre. Pero lo que más triunfó fueron unos cocos de Tailandia que estaban buenísimos, no tienen nada que ver con los Cocos que tenemos por Europa. Me comí dos cocos enteros, que buenos que estaban.


Cocos de Tailandia

Pero el día aun daba mucho de si, así que buscamos la famosa zona de Lan Wai Fong (Jasp, quédate con este nombre que es fundamental. Nada más salir de la estación Central buscas la calle D’Aguilar) donde está todo el ambiente nocturno. La sorpresa llegó cuando vimos que la zona tenia un estilo muy hispánico, en plan pubs con gente por la calle. Un ambiente muy internacional y un 24 horas al lado donde podías comprar todo tipo de bebidas por solo 1 euro y comida a precios ridículos.


Entrada a la zona de marcha en Hong Kong.

Hong Kong – 2º día – Parte 1

Nos despertamos a primera hora de la mañana gracias al ruido infernal que llega de la calle. La vista desde la ventana de la habitación muestra un poco los contrastes que se pueden encontrar en esta ciudad, fijaros en los edificios primeros en plan cutre y al fondo los edificios acristalados. Por cierto, para los interesados que han preguntado, en Hostels.com se encuentran hoteles muy baratos por Asia.


Vista desde el Hotel.

Al ir hacia el ascensor nos encontramos un pequeño minitemplo con incienso. Durante el día nos dimos cuenta de que están por todos lados, en las puertas de las tiendas, por la calle, en las esquinas; pero hay que fijarse porque son muy pequeñitos. Se supone que atraen la buena fortuna y espantan a los malos espíritus.

Marchamos hacia nuestro primer destino. Lo que notamos nada más entrar en el metro es que nos costaba poquísimo, del orden de 40 céntimos el viaje, como venimos de Tokyo donde pisar una estación significa pagar como mínimo 2 euros nos pareció un chollo. Además, es un metro novísimo, muy puntual, con ordenadores conectados a Internet gratis en la estación mientras esperas un par de minutos al próximo tren y lo mejor de todo es que además de estar todo en Chino está también en Inglés (Lo cual hace la labor de desplazarse bastante menos peligrosa que en Tokyo).

Al salir del metro nos encontramos ante la primera vista impresionante del día. ¡¡Vaya rascacielos más enormes!!, el de la izquierda es el edificio principal del Banco de China.


Zona centro de Hong Kong.


Rascacielos de Hong Kong.

A continuación subimos al Peak. Se trata de una montaña de unos 600 metros que se alza justo detrás de todos los rascacielos apiñados junto a la costa del Mar de China. Hong Kong está dentro de una isla montañosa muy pequeña, así que tienen muy poca superficie útil, pero viven en ese espacio unos 8 millones de personas. La densidad es de casi 7000 (Si si, no me he equivocado en el número de ceros, ¡¡¡siete mil!!!) personas por kilómetro cuadrado; ¿Os podéis imaginar la cantidad de chinos que vimos en 3 días?


Vista de Hong Kong desde el Peak.


Julien y Carlos contemplando las vistas.

En cuanto a cosas curiosas que nos pasaron, pues que las chinas nos pedían permiso para hacerse fotos con nosotros, eso en Japón ni de coña. Se ve que somos algo raro por aquí, sobretodo los niños se te quedan mirando durante minutos sin apartar la vista con la boca abierta.

Bajamos hacia la ciudad en busca de aventuras más estimulates. Nos fijamos, y en la calle pudimos ver ciertas reminiscencias Londinenses con un sabor chino:


¿En Londres? No!!! Estamos en HONG KONG!!

Marchamos hacia el embarcadero donde íbamos a coger un ferry para cruzar la bahía. Durante el paseo cruzamos un parque con un ambiente curioso:

También encontramos un cenotafio de la primera y segunda guerra mundial.


No se puede apreciar mucho, pero fijaros en el mensaje comunista de la foto.

Embarcamos en el ferry, ¡por solo 20 céntimos de euro!. Al otro lado de la bahía el ambiente que se respira es muy diferente, mucho más «chino» (Con perdón ;), está todo como más sucio, viejo y se nota que hay mucho menos dinero invertido en la zona. Chinos con bicis cargando cosas de un lado para otro, miles de letreros luminosos llenos de Kanjis (Caracteres chinos) que intentábamos descifrar para entretenernos, tiendas de ropa occidentales, restaurantes de todo tipo, tiendas de DVDs piratas en cada esquina.


Ambiente en el otro lado de la bahía. (Kowloon)


Ambiente en el otro lado de la bahía. (Kowloon)

Terminamos comiendo Dim Sum, el alimento más típico de Hong Kong, en un restaurante cercano. El Dim Sum es un nombre genérico para varios tipos de platos con el mismo estilo que se sirven en un recipiente elevado de Bambú.


El Dim Sum de la foto está compuesto por hojas de loto recubriendo otras cosas variadas que no logramos descubrir lo que eran.

Seguimos vagando por Kowloon y encontramos la nueva residencia de Hattori Hanzo (Parece que se ha cansado de las playas de Okinawa).


Típica tienda de DVDs piratas. Parece que a las autoridades legales les importa un pimiento que se monten auténticos centros comerciales solo con material pirata.

Hong Kong – 1er día

Después de un més en Japón ya estábamos marchando a visitar China, y no a un lugar cualquiera, ibamos a uno de los lugares más especiales del mundo: Hong Kong.

Lo que hace a Hong Kong algo único en el mundo es que es una zona donde se conserva el capitalismo dentro de la China comunista. Hong Kong está considerada como una región administrativa especial dentro de China, se le permite un grado de autonomía bastante alto en comparación con otras regiones. Tienen su propia moneda, el dólar de Hong Kong; conducen por la izquierda y tienen también su propio sistema legal.

La parte más interesante en la historia de Hong Kong comenzó en 1841 cuando sus territorios fueron conquistados por los ingleses en la primera guerra del opio. Ese año los ingleses consiguieron que China les cediera la isla de Hong Kong. En 1960, después de la segunda guerra del opio, China cedió también la península de Kowloon a los ingleses. Finalmente se llegó a un acuerdo en 1998 mediante el cual el Reino Unido dispondría de un total de 1100 km^2 durante 99 años.

Esos 99 años terminaron en 1997 cuando Hong Kong dejó de pertenecer al Reino Unido y pasó a manos de la República Popular China. Pero aun mantiene la autonomía en mucho casi todo excepto en temas de defensa y asuntos exteriores. Será a partir del 2047 cuando el sistema económico socialista de la China entre vigor en Hong Kong.

Mmm, después de este rollete, las conclusión que debemos sacar es que: Hong Kong es como una ciudad inglesa en medio de la gigantesca China. Veamos que sorpresas nos esperan.

Salimos desde el aeropuerto internacional de Narita en Tokyo a las 16:00h y llegamos a Hong Konga las 20:00h después de sobrevolar el Mar de China y Taiwan. Lo primero que notamos al llegar es que el aeropuerto es muy moderno y que un tren nos lleva directo al centro de Hong Kong. El tren en cuestión tenía unos asientos comodísimos con pantallas de televisión individuales.

Al salir del metro, en pleno centro de Hong Kong notamos una gran diferencia en el ambiente comparado con Tokyo. Muuuuchísimo ruido, la gente fumando por la calle, las aceras llenas de porquería, gente hablando a gritos y muchos anuncios al más puro estilo occidental. De repente me dí cuenta de que después de 1 mes en Tokyo me había adaptado demasiado sin darme cuenta de ciertos detalles característicos de Japón. Los japoneses son muy muy silenciosos, además siempre siguen las reglas establecidas y son muy muy limpios. En cambio los chinos arman muchísimo jaleo, se saltan las reglas (Por ejemplo los pasos de cebra, van por donde pone PROHIBIDO en el metro, se cuelan en el metro, no cuidan demasiado las calles… )

Llegamos a nuestro albergue situado en un edificio de 20 plantas. Lo impactante es que resulta que nos alojábamos dentro de la casa de una familia China. El sistema es el siguiente: en la tercera planta está la oficina del albergue, y el resto del edificio son casas normales donde alojan a los que llegan al hotel. Por cierto, muy simpáticos los abueletes chinos de nuestra casa.

Dejamos las cosas y nos fuimos a cenar a una calle de al lado. Entramos en un restaurante en plan supercutre a tope de chinos hablando a gritos donde cenamos hasta hincharnos por menos de 2 euros. ¡¡¡¡Qué barato!!!!! A continuación fuimos vagando por las calles viendo enormes edificios modernos de oficinas junto a otros edificios donde habita la gente, también muy altos pero con un aspecto exterior muy cutre. Una ciudad de contrastes. Al final terminamos en una zona de marcha tomándonos algo a precios irrisorios.

Al volver a casa a las dos de la mañana observamos que había muchas tiendas de todo tipo que seguían abiertas. Entramos en una tienda de DVDs y VideoCDs donde tenían todo tipo de películas tanto orientales como occidentales a 1 euro el VideoCD y 2 euros el DVD. Precios ridículos, pero todo era material pirata evidentemente. Eso si, la falsificación de los DVDs era casi perfecta.

hongkong
Al fondo un TROCITO del skyline de Hong Kong. En uno de esos edificios que me salen de la cabeza estuvimos durmiendo.